Descuento en la factura de electricidad para personas mayores en Brasil

En Brasil, cada mes que llega la factura de luz se siente como una prueba de resistencia para quien vive solo con pensión o salario mínimo.

Para muchas personas con más de 60 años, pagar la cuenta de electricidad significa recortar en comida, medicinas o transporte. La buena noticia es que hoy existe algo muy concreto para aliviar esa presión: la exención (o descuento total) en la cuenta de luz para personas mayores de 60 años de baja renta, a través de la Tarifa Social de Energia Elétrica y de nuevas reglas que ampliaron el beneficio.

No es un “favor” ni un regalo: es un derecho previsto en normas federales, ligado al Cadastro Único (CadÚnico) y, en muchos casos, al Benefício de Prestação Continuada (BPC). En la práctica, si cumples algunos requisitos, puedes llegar a tener 100% de descuento en la tarifa de energía sobre un tramo de consumo, lo que en la vida real se traduce en una factura de luz casi cero o muy cercana a cero.

El problema es que mucha gente mayor ni siquiera sabe que puede acceder a esa exención. Siguen pagando la cuenta completa todos los meses porque nadie les explicó que, con un registro sencillo y algunos documentos, podrían reducir drásticamente ese gasto. Por eso el tema no es solo informativo: es urgente, porque cada factura que llega sin el beneficio activado es dinero perdido.

Qué es la exención de la cuenta de luz para mayores de 60

La base de todo es la Tarifa Social de Energia Elétrica (TSEE), un programa federal que concede descuento en la cuenta de luz a familias de baja renta inscritas en el CadÚnico o que tengan en casa a alguien que reciba el BPC. Los descuentos siempre estuvieron ligados al consumo: cuanto menos kWh al mes, mayor era el porcentaje de reducción en la tarifa.

En 2025, una nueva normativa amplió de forma importante este beneficio. Familias de baja renta inscritas en el CadÚnico, incluyendo personas con más de 60 años y beneficiarios del BPC, pasaron a tener derecho a energía eléctrica gratuita en el consumo de hasta 80 kWh al mes. Eso significa que, si la casa consume dentro de ese límite y cumple los criterios, la tarifa de energía se reduce a cero en ese tramo. En muchas distribuidoras, solo pueden aparecer en la factura cargos como iluminación pública o impuestos locales, pero no la energía en sí.

En términos simples: para un hogar pequeño, con pocos electrodomésticos y uso moderado de luz, esta exención puede representar no pagar prácticamente nada de electricidad todos los meses. Y cuando cada real cuenta, esa diferencia se siente en la farmacia, en el mercado y en la vida diaria de cualquier mayor de 60 años.

Quién puede aprovechar este beneficio en Brasil

Aunque se hable popularmente de “luz gratis para mayores”, la exención no es automática para cualquiera que tenga 60 años. Hay reglas claras que combinan edad, renta, registro social y consumo mensual. En general, entran en el beneficio:

• Personas con más de 60 años que forman parte de una familia inscrita en el CadÚnico, con renta per cápita de hasta medio salario mínimo y consumo mensual de hasta 80 kWh.
• Idosos (en la legislación del BPC, a partir de 65 años) que reciben el Benefício de Prestação Continuada (BPC) y están vinculados a la Tarifa Social; en estos casos, la gratuidade de los primeros 80 kWh es garantizada por la nueva regla.

Para visualizar mejor, piensa en una tabla simple como esta:

Perfil de la familia / persona	Requisitos principales	Beneficio en la cuenta de luz
Mayor de 60 años en familia de baja renta	Inscrita en CadÚnico, renta por persona ≤ ½ salario mínimo, consumo ≤ 80 kWh/mes	100% de descuento en la tarifa de energía hasta 80 kWh
Idoso que recibe BPC (normalmente 65+ según LOAS)	Beneficiario del BPC, incluido en Tarifa Social	Gratuidade en los primeros 80 kWh/mes de consumo
Familia indígena o quilombola de baja renta	Inscrita en CadÚnico o BPC, consumo dentro del límite	Exención total o descuentos ampliados según la norma

La edad abre la puerta, pero no basta con cumplir años: hay que estar formalmente inscrito en los programas sociales y mantener los datos actualizados. Es ahí donde muchos mayores se quedan fuera sin saberlo.

Cómo funciona la exención en la práctica en tu factura

En la factura de energía, la exención aparece normalmente como un gran descuento sobre la tarifa de consumo de hasta 80 kWh. Si la familia consume solo esa cantidad o menos, la parte de “energía” viene con valor cero, y solo pueden aparecer pequeñas tasas, como contribuição de iluminação pública o impuestos estatales, dependiendo de la legislación local.

Si el consumo pasa de 80 kWh, la regla general es la siguiente: los primeros 80 kWh siguen con descuento total, y el exceso se cobra a la tarifa normal. En la vida real, esto significa que un mayor de 60 años de baja renta puede reducir mucho la cuenta de luz si cuida su consumo, apagando aparatos que no usa, cambiando lámparas por modelos económicos y evitando perder energía con equipos muy antiguos.

En algunas distribuidoras, la factura muestra la palabra “Baixa Renda” o una indicación de Tarifa Social junto a la clase de consumo. Si ese texto aparece, es señal de que el beneficio está activo. Si la persona cumple los requisitos y aún así paga el valor lleno, es una alerta para revisar si el registro está correcto o si falta algún trámite con la empresa de energía.

Paso a paso para mayores de 60: del registro al descuento

El camino para conseguir la exención de la cuenta de luz para mayores de 60 años pasa por dos grandes puntos: el área social (CadÚnico, BPC) y la distribuidora de energía. No es un proceso complicado, pero exige organización.

Primero, la familia debe estar inscrita y actualizada en el Cadastro Único para Programas Sociais (CadÚnico). Esto se hace en el CRAS (Centro de Referência de Assistência Social) del municipio o en puntos de atención designados por la prefectura. Allí se informa la composición de la familia, la renta, la dirección y otros datos que prueban la situación de baja renta. Esa inscripción es la base para casi todos los beneficios sociales.

En el caso de quien recibe el BPC, el propio beneficio ya sirve como puerta de entrada: la legislación determinó que beneficiarios del BPC deben ser incluidos automáticamente en la Tarifa Social. Aun así, es importante verificar si la distribuidora aplicó correctamente el beneficio en la instalación donde vive el idoso. Empresas como EDP, Enel y otras orientan que el titular de la factura o un familiar vaya con documentos como CPF, RG, número del beneficio y número de la instalación para vincular todo al registro de Tarifa Social cuando sea necesario.

Después de activado, el mayor de 60 años no necesita pedir la exención todo el tiempo: el descuento se aplica mes a mes mientras el CadÚnico esté actualizado y los criterios de renta y consumo se mantengan.

Por qué es urgente activar el beneficio y no dejarlo para después

La inflación en alimentos, medicamentos y servicios golpea con más fuerza a quien depende de una pensión o de un salario mínimo. En ese contexto, seguir pagando la cuenta de luz completa cuando se tiene derecho a exención es lo mismo que dejar dinero en la mesa todos los meses. Cada factura sin Tarifa Social activada es menos comida en la despensa o menos remedios en la farmacia.

Para un hogar donde vive una persona con más de 60 años y renta baja, la exención de hasta 80 kWh puede representar una economía significativa a lo largo del año. No se trata solo de números; se trata de tranquilidad. Saber que la luz no será cortada por falta de pago, que la nevera seguirá funcionando y que habrá recursos para otras prioridades alivia una parte enorme de la carga emocional que muchas personas mayores sienten cuando ven la factura llegar.

Dejar el registro para “más adelante” es arriesgarse a seguir pagando de más indefinidamente. Y como la actualización de datos en el CadÚnico debe hacerse periódicamente, cuanto antes se organice todo, más fácil será mantener el beneficio sin interrupciones.

Atención a los golpes: luz gratis sí, intermediarios no

Cada vez que aparece una noticia sobre luz gratis para mayores de 60 años, también surgen personas intentando aprovecharse. Algunos se ofrecen a “agilizar el trámite” a cambio de dinero; otros piden fotos de documentos, copias de la factura o incluso datos bancarios con la excusa de inscribir al idoso. Ninguno de esos intermediarios es necesario.

Los propios órganos oficiales recuerdan que no hay que pagar a nadie para solicitar o activar la Tarifa Social ni para inscribirse en el BPC. El camino correcto siempre pasa por el CRAS, por los canales del INSS o por la distribuidora de energía, nunca por un “consultor” que cobra comisiones por fuera.

La urgencia por bajar la cuenta de luz puede hacer que una persona mayor crea cualquier promesa que suene convincente. Por eso es importante que familiares y amigos de confianza ayuden a verificar informaciones y acompañen al idoso en los trámites cuando sea necesario. La exención existe, es real, pero solo se garantiza siguiendo los canales oficiales.

Usar la exención de luz como parte de un plan de vida

Itu isenção de contas de eletricidade para mayores de 60 años en Brasil no es solo un alivio puntual: puede ser el primer paso para reorganizar toda la vida financiera de la familia. Cuando se reduce o se elimina un gasto tan básico como la luz, aparece un espacio en el presupuesto que puede destinarse a otras urgencias o incluso a pequeñas mejoras en la calidad de vida.

Un mayor que sabe que la luz está garantizada puede comprar medicación con más tranquilidad, hacer un pequeño mercado sin miedo al corte de suministro, o incluso invertir en cambios que reduzcan el consumo aún más, como lámparas LED o neveras más eficientes. La exención también puede ayudar a que hijos y nietos que viven en la misma casa respiren un poco más aliviados.

Lo importante es entender que este beneficio no llega solo. Es necesario informarse, inscribirse y, a veces, insistir hasta ver la palabra correcta en la factura. Pero una vez que aparece, cada mes que pasa con la Tarifa Social y la exención activas es un mes en el que la edad deja de ser solo una preocupación y se convierte también en un derecho concreto a vivir con un poco más de dignidad.